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Los Abusos Oficiales

By on mayo 5, 2017

Gabino González Quintana  |   Hoy Día!

 

Rudeza desmedida y ¿violación de derechos humanos?

 

Cada semana, en la Ciudad de Uruapan y estoy seguro que en muchas más donde se presenta el Gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, se ve a un sinnúmero de fuerzas de “seguridad” que atestan las calles o el sitio donde se presenta el mandatario estatal. Lo feo del caso, es que precisamente solo cuando este político de izquierda viene a Uruapan, es cuando se ve que de verdad si hay “Policía Michoacán”, claro está, cuidando al “jefe” pero no a la ciudadanía, que en esencia es el verdadero patrón.

La ciudadanía uruapense ve mal esta saturación de policías en los lugares en que se presenta Silvano, con molestia, en las redes sociales se dejan ver los comentarios negativos de esto que a todas luces es un exceso del Gobernador; son cientos de uniformados que se desplazan y a quienes se paga viáticos a cada lugar que asisten a resguardar al mandatario, aunque la ciudadanía sufra todos los días los embates de la inseguridad y sin que nadie, de los que ahora ostentan el poder, hagan un verdadero esfuerzo, eficaz y contundente para erradicar a tanta lacra social que somete a los trabajadores y empresarios por igual.

“Silvano Aureoles Conejo y el propio Víctor Manuel Manríquez, gobernador de Michoacán y Presidente Municipal de Uruapan, respectivamente; cada uno por su lado, traen consigo,  a su servicio, un ostentoso aparato de seguridad y aun así, se atreven a decir que las cosas están tranquilas y que la inseguridad es solo una mala percepción de la gente. ¿Cómo creerles esta desfachatez?

Silvano no ha sido capaz de cumplir la promesa de “hacer de Uruapan, Morelia y Lázaro Cárdenas, en un año, las ciudades más seguras del Estado”, de ese entonces en que lo anunció a la fecha, ya van casi dos años y no se ve cómo ni para cuándo; ah, pero eso sí, para ellos –los funcionarios- si se brinda todo un aparato de seguridad que raya en la exageración y el abuso y claro está, es con costo para la ciudadanía.

Y lo peor de todo, no es que ellos solo se protejan, sino que esos mismos “guardianes del orden” que traen a su servicio, con prepotencia y autoritarismo, han ofendido a la ciudadanía en sus intereses, ya que no conformes con bloquear las calles, también agreden a quien intenta llegar a su trabajo por la ruta que cotidianamente toma y algunas veces es la ruta que se bloqueó porque ahí está el Gobernador de Michoacán, como el caso que aconteció en el mes de enero al ciudadano Roberto Mendoza, de Uruapan; a quien agredieron según lo relató el mismo mediante video https://www.youtube.com/watch?v=pRS-C7JiY9g.

No ha sido el único caso registrado de exceso de fuerza de los policías de Michoacán, apenas el 5 de abril de este año, se registró un episodio más de la rudeza desmedida con la que actuó la policía en contra de la población de #Arantepakua, ahí fue el escenario y las victimas, sus comuneros.

Si bien es cierto que en la comunidad de Arantepakua se han registrado sucesos de anarquía de parte de algunos de sus habitantes, también es cierto que un gobernante debe agotar hasta el último momento el dialogo y la discusión antes de arremeter por la fuerza y con violencia en contra de su propio pueblo.

En esta acción en contra de los hermanos indígenas, al parecer hubo exceso de fuerza, según los diversos reportes; se habla la muerte de varias personas por proyectil de arma de fuego, aunque el secretario de seguridad pública del estado, aseguró a medios de comunicación, que sus elementos fueron emboscados por los comuneros y que los policías fueron desarmados, sin embargo las imágenes muestran a cientos de elementos que llegaron en decenas de camionetas a Arantepakua y además armados.

El Gobernador, más allá de los resultados de las mesas de seguridad y del trabajo de los grupos de coordinación que armó a lo ancho de la geografía del estado, deberá analizar con urgencia el funcionamiento de su política interna y la gestión o atención que hacen sus operadores políticos; y es que en la atención de comunidades indígenas y grupos sociales, evidentemente hay algo no se está haciendo de buena forma y que desata la molestia en las comunidades y a su vez la violencia, la anarquía viene después de las dos primeras y al último se ve la atención de las autoridades. Al final, el Gobernador afirmó en tiempos de “queda bien”, que sabía y podía resolver la problemática social en las zonas rurales e indígenas, entonces ¿cuándo y cómo?

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