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El Graffiti tiene dos vertientes; el artístico como expresión y el vandálico como venganza
Manuel Sandoval Hernández | Hoy Día!
Uruapan, Mich., 22 de julio del 2015.- El graffiti tiene dos vertientes, la de los jóvenes que buscan expresar en el, su arte plasmando en los muros con bellas pinturas, y la del jóvenes inadaptados y rebeldes que solo buscan manchar las paredes con único fin de causar daños, en una absurda venganza hacia la sociedad que según ellos, los reprime.
En el primero de los casos, antes de iniciar un graffiteo, los jóvenes artistas presentan un boceto a los propietarios de los muros y obtienen el permiso correspondiente de estos para empezar su obra.
Por diferentes puntos de la ciudad hay muros con esta expresión, que lejos de molestar a la vista de las personas que caminan por esos lugares, se detienen a admirarlos y a interpretar lo que estos pintores urbanos dan a entender con sus creaciones.
En este sentido, hay quienes les da por el paisajismo, la figura femenina, el ambiente político visto desde su perspectiva e imaginación, en fin cada pintor tiene su propia idea y la trasmite a la sociedad.
En cambio, en el graffiti vandálico, los que se dedican a este, siempre buscan el anonimato y la oscuridad de la noche, para pasar inadvertidos pues lo saben y están seguros que cometen un delito en contra de los dueños de viviendas, que de ser detenidos pueden ir a la cárcel acusados del delito de daño en propiedad ajena.
Sobre esto, también hay que detallar que en su mayoría son jovencitos menores de edad y en base a ello, cuando son requeridos por la autoridad no procede su ingreso a la cárcel, sucedido esto, se jactan de su “poder” para hacer daño, argumentando que sus “pintas” son además una forma de marcar sus territorios.
Si los menores son los que hacen el daño, es justo que si no se les puede aplicar la ley, es obligación de sus progenitores hacer la reparación del daño.
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