¡AH! QUÉ DOÑA MARGARITA

PACHUCA, HIDALGO. No es de sorprenderse de la mala memoria de la que hacen gala los políticos, todo lo malo de sus épocas de poder se les olvida y son expertos en endosar a sus contrincantes políticos que les sucedieron todos los males del mundo.

¡Ah! que doña Margarita Zavala Gómez del Campo, ahora nos descubre el hilo negro al afirmar que desde hace mucho tiempo el crimen organizado infiltro a los partidos políticos, así lo aseguró en entrevista al colega Israel Navarro y que publica en primera plana el diario Milenio en su edición dominical.

En una especie de inicio de campaña, puesto que está más que claro que desde que desgobernó al país su cónyuge, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, lucha y seguirá en esa ruta de volver a gobernar a la nación, las mieles del poder son muy apetitosas.

El reportero, también le preguntó sobre el caso de la diputada panista,  Lucero Sánchez López misma que ha sido interrogada y es investigada por la Procuraduría General de la República por sus comprobados nexos con el crimen organizado, exacto con uno de sus principales actores, Joaquín, “El Chapo” Guzmán  Loera.

Su contestación se limita a la afirmación anterior y al desvió de culpas, cuando afirma que su partido, Acción Nacional debe de pedir perdón por los errores “por no fijarnos en la selección de las candidaturas”.

Que fácil, salirse por la tangente, en lugar de exigir una investigación a fondo para saber hasta dónde se ha infiltrado el crimen organizado en el PAN y que los culpables sean llevados ante los tribunales.

Lo demás, es de sobra conocido, la “guerra” personal de su marido provocó todo este caos que estamos viviendo. Más de 100 mil muertos, centenas de desaparecidos, así como también de huérfanos y viudas y también cientos y cientos de desplazados y nunca olvidaremos que el régimen calderonista ocurrieron el mayor número de asesinaros y desapariciones forzadas de periodistas. ¿También bastará, con usted perdone?

Por desgracia, así es la política el ansia de poder nubla las conciencias, y de ahí que es de recordarse ese axioma inmemorial: “No mires la paja en el ojo ajeno, si no la viga en el tuyo propio”. ¡Ah que doña Margarita.